Ira de dios significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de ira de Dios se refiere a la molestia justificada de nuestro Señor, ante los actos impuros del hombre. Esa indignación, la veremos en diversos pasajes de la Biblia, en especial, en el Antiguo Testamento.

Esto se debe, a que el ser humano, desde su creación, ha cometido actos contra lo ordenado por el Creador. Ante esta circunstancia, se desata el enojo de nuestro Señor, de manera justificada. Esto radica, en que es una enseñanza del Padre, hacia nosotros, sus hijos.

Entonces, no podemos ver la ira de Dios como un castigo, ya que es el modo de educarnos para corregir nuestros errores. Es decir, que cuando se desata el cólera del Altísimo, busca reprender la equivocación y salvar al pecador.

En las escrituras antiguas, vemos la ira de Dios, representada con hechos contundentes. No obstante, en el Nuevo Testamento, lo notamos mucho más compasivo. Por ello, encontramos referencias a la molestia del Señor, como advertencia por incumplir sus enseñanzas.

Ira de Dios, contra la idolatría y el pecado

El cólera del Altísimo lo hemos visto desatarse en diferentes momentos. Uno de los más fuertes, fueron las siete plagas de Egipto, cuando el faraón se negaba a liberar al pueblo de Israel. Luego, su cólera por la creación del ídolo falso con forma de becerro de Oro.

Aunque Moisés intercedió por los israelitas para que Dios, no los destruyera en ese momento, no todos lograron llegar a la tierra prometida. De la misma manera, presenciamos uno de los más fuertes estragos de la ira de Dios, cuando nos envió el diluvio.

Esta inundación marcó un nuevo comienzo, para Noé y su familia, y el surgimiento del pacto con Dios. Allí, nuestro Señor prometió no volver a destruir la tierra con agua, siendo el arcoíris, símbolo de esa alianza. No obstante, la ira de Dios, podrá representarse con fuego, el día del juicio final.

Buen Padre de familia

No es lo mismo la ira que podemos sentir y desbordar los seres humanos, al cólera de Dios. Esto se debe, a que somos imperfectos, nos dejamos llevar por las emociones. Muchas veces, actuamos sin tener la razón, y arremetemos contra nuestros hermanos sin compasión.

Muy diferente es la ira de Dios, que conlleva amor y enseñanza para lograr una verdadera conversión y lavar el pecado. Estas medidas, tomadas por el Padre, son hechas con misericordia y autoridad justificada. Y podemos evitarla moldeando nuestro comportamiento a las enseñanzas que Cristo nos dejó.

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