Bebida significado bíblico

bebida

Definición. El significado bíblico de bebida, es sustancia líquida que se deriva del verbo beber. Tal término comenzó a aparecer en las sagradas escrituras con la figura de Noé y de los animales como camellos que saciaban su sed con el agua de los pueblos.

Por su parte, el vocablo de bebida también se usaba cuando se realizaban actividades comunitarias o banquetes en donde la comida era abundante. Igual, en los cultos en los que se hacía la comunión y el sacramento con Dios.

Cabe acotar, que la bebida también sufrió restricciones dentro de las sagradas escrituras. Por ejemplo, cuando se ayunaba, se prohibía ingerir líquidos o comida sólida. Puesto que, ante la presencia de Dios, no se podía beber vino ni sustancias que embriagaran al cuerpo. Por su parte, el Señor manifestó que no era prudente realizar bebida de la sangre de los machos cabríos.

Tipos de bebida en la antigüedad

La bebida más común que se tomaba en los tiempos bíblicos, era el agua. La cual, recolectaban a través de cisternas y pozos en los que podían meterse y sacar el preciado líquido. Sin embargo, la leche de cabra era el alimento más importante después del pan y de las verduras que complementaban la ingesta de nutrientes.

Por otra parte, había bebidas preparadas con diversos jugos de frutas y que más adelante pasaron a convertirse en vinos fermentados o cerveza. En las Cartas de Amarna, se puede evidenciar que formaban parte de las costumbres de los príncipes palestinos dentro del antiguo Oriente.

No obstante, la bebida elaborada con alcohol, también se encontraba en Egipto y en Mesopotamia y para elaborarla, se usaban métodos parecidos. De hecho, existen textos que revelan que las cervezas se hacían de todos tipos como oscuros, añejos y claros.

¿Dios condenaba a quienes consumían bebidas fermentadas?

La verdad es que el Señor estaba en contra de la borrachera o el consumo de alcohol en exceso. Es por eso, que en Gálatas 5:21, podemos apreciar lo siguiente 'No estés cerca de los que beben demasiado vino.' Así pues, no se consideraba pecado probar un sorbo de tal bebida siempre y cuando las personas no cayeran en el descontrol de sus actos o se les impidiera pensar con claridad.

Además, el Señor no estaba de acuerdo en que los habitantes de los pueblos perdieran su salud a causa de las bebidas fermentadas. En tanto que, la ley mosaica les prohibía a los sacerdotes ingerir estas sustancias cuando entraran en el santuario.

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