Bebedor significado bíblico

bebedor

Definición. El significado bíblico de bebedor es aquel que toma en exceso y no discierne entre lo moral y lo pecaminoso. Este término se relaciona de manera directa con 'borrachera', siendo esto una actitud aborrecible por la fe cristiana.

Muchos supuestos intérpretes de la palabra han dirigido este vocablo a un significado común, incluyendo a cualquiera que beba vino o incluso agua. Estas afirmaciones son erróneas, pues, de ser así, los apóstoles y el mismo Jesús entrarían en este concepto por tomar vino en la Última Cena.

¿Dónde aparece el bebedor en la Biblia?

El vocablo 'bebedor' lo podemos encontrar varias veces en la palabra de Dios. En el Antiguo Testamento aparece en el libro de Deuteronomio, donde se habla del caso del hijo rebelde. Aquí se define ese adjetivo como una cría incorregible, comilón y bebedor. En el Nuevo Testamento, esta palabra se detalla de la misma forma y se categoriza como algo negativo.

Por ejemplo, en 1-Timoteo 3:3 se habla que un obispo 'no debe ser bebedor ni pendenciero', sino más bien alguien intachable, sobrio y modesto. En este mismo libro se hace mención a que los diáconos no deben estar ‘dados a la bebida’. Cabe destacar, que, esto no solo tiene que ser aplicado por los hombres, sino también por mujeres que buscan estar en la congregación del Señor.

La explicación más explícita e importante se encuentra en la primera carta de Pablo a los Corintios. 'Ni ladrones, ávaros, bebedores, calumniadores ni explotadores heredarán el reino de Dios.' (1-Cor 6:10). En estas afirmaciones se entiende que quienes toman en exceso hace una grave falla, y, solo la purificación (a través del bautismo) los salvará.

¿El bebedor comete el pecado de gula?

Esta falta capital se suele relacionar solo con el que devora en exceso, sin embargo, quién es borracho es tan pecador como el glotón. Dios da correcciones a estas faltas, pero también las advierte en su palabra. En Proverbios 23:20 dice 'no te juntes con bebedores ni comilones', además, se asegura que ellos empobrecerán.

Dios nos ha dado la libertad de consumir lo que queramos, pero siempre nos exhorta a no dejarnos controlar por nuestros deseos. Quien cae bajo el dominio de los placeres comete una falta grave contra su cuerpo, que es templo sacro. Sin embargo, el Creador nos invita a tener dominio propio, un elemento que se cataloga como fruto del Espíritu Santo. Dicha herramienta nos ayudará a no caer en la gula.

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