Albañil significado bíblico

albanil

Definición. El significado bíblico de albañil es una profesión que se encarga de edificar o construir cualquier estructura. Su figura proviene desde hace mucho tiempo, además se encuentran referencias en libros antiguos como también en la Biblia. El origen de su palabra proviene del hebreo 'banah', lo cual significa constructor de piedras de manera literal. Suele aparecer varias veces en la palabra de Dios.

Vídeo sobre el significado bíblico de Albañil

¿Cómo eran los albañiles en los tiempos bíblicos?

La profesión va cambiando conforme pasa la cronología de las sagradas escrituras. En un principio, el término se relacionaba con los esclavos, pues, estos eran quienes se encargaban de hacer las construcciones. Los antiguos egipcios fueron los responsables de dar forma a las piedras, pero empleaban a los hebreos para dicha labor. Otras interpretaciones afirman que solo elaboraban ladrillos.

Según múltiples registros en la Biblia, el albañil fue una figura clave para la edificación del palacio del Rey Salomón. Varios estudiosos de la palabra sagrada afirman que el soberano empleó albañiles fenicios y hebreos para estas tareas y también en la construcción del templo. Sin embargo, no hay nada fidedigno que confirme esta teoría, al menos con el gentilicio de los constructores.

Por otro lado, estos personajes empleaban varios instrumentos, entre ellos hachas o martillos primitivos como el mazo y el cincel. También usaban objetos para nivelar y medir. No hay un registro exacto donde se asegure el uso de dichas herramientas, aunque en 1-Reyes 6:7 se dice que no las necesitaron. También se consideraban albañiles a los que talaban árboles y hacían trabajos rústicos de carpintería.

¿Dónde está este término en la Biblia?

La palabra 'albañil' aparece en varias ocasiones, aunque se destaca de manera indirecta en el libro de Reyes cuando se relata la construcción del templo. También se sobreentiende la presencia de la profesión en el momento que Ezequías mandó a construir el acueducto hacia Jerusalén. Cualquier monumento o edificación mencionada en la palabra de Dios necesitó de albañiles para su levantamiento.

Por ejemplo, en la construcción de la Torre de Babel, los pobladores de Babilonia se encargaron de la edificación. A pesar de que no se les considera albañiles, estos debieron aprender a mezclar el alquitrán con los ladrillos para poder elaborar la estructura. Dichas labores confirman la existencia de la profesión desde los descendientes de Noé, luego del gran diluvio.

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