Aflicción significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de aflicción es un sentimiento que invade al ser humano. Suele ser de tristeza y de bajo estado de ánimo, también se relaciona a la pérdida y el pesar. Esta emoción se puede definir como una respuesta natural ante situaciones lamentables o el dolor.

Vídeo sobre el significado bíblico de Aflicción

La aflicción no es algo permanente sino temporal, pues, Dios se encarga de curar la situación siempre y cuando permitamos su intercesión. Para esto es necesario tener confianza y esperar una respuesta celestial por parte del Señor y solucionar el mal sentimiento. En varias interpretaciones se puede relacionar con los términos ‘aprietos’ o ‘situación de angustia’.

La palabra aflicción en la Biblia

Este vocablo aparece en más de 50 ocasiones en el Antiguo Testamento, sobre todo en los libros de Génesis y Eclesiastés. También se denota en otras tantas oportunidades en el Nuevo Testamento. A lo largo de las sagradas escrituras podemos encontrar la aflicción en el dolor y pérdida de varios personajes como Job y David.

De hecho, el mismo Jesús, hijo de Dios, padece de este sentimiento en ciertas ocasiones. Antes de resucitar a Lázaro, Cristo fue parte de la aflicción que sufría la familia del difunto. En Juan 11:35 se afirma: 'Y Jesús lloró'. A pesar de que él sabía que traería de la muerte a Lázaro, decidió acompañar el sufrimiento de los dolientes. El señor ‘no se queda indiferente ante nuestras debilidades’ (Hebreos 5:15).

En la Biblia también se hace referencia a la aflicción de espíritu, la cual afecta ante los malos momentos a pesar de obrar buenas acciones. Si permitimos que este sentimiento nos invada, podremos tener consecuencias graves. Es muy importante buscar siempre la solución ante dicho sentimiento.

¿Cómo vencer la aflicción?

Esta emoción la solemos relacionar a un efecto negativo en nuestro ser, y, en cierta forma lo es por el sufrimiento y tristeza. Sin embargo, la palabra de Dios siempre nos enseña a hacer frente a los momentos difíciles y levantarnos de la mano de Jesús. Para vencer la aflicción es necesario tener la perspectiva de enseñanza, pues, todo tiene su propósito.

La pérdida y el dolor nos sirve de impulso para mejorar nuestra vida y limpiar aquellas cosas que nos perjudican. Ante la adversidad siempre será necesario buscar la ayuda del Padre celestial. En el Salmo 30:5 se ejemplifica: 'Tú me librarás de la trampa que me tienden, porque eres mi refugio'. Aunque pasemos por quebradas muy oscuras, él nos protege (Salmo 23:4).

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