Tributo significado bíblico

tributo

Definición. El significado bíblico de tributo es la cantidad de dinero, productos, animales o joyas que un vasallo entregaba a su señor. Con esto demostraba su obediencia y su sometimiento, para asegurar la paz entre ellos. Este tipo de acuerdo, por lo general, se hacía con una nación extranjera que representaba una amenaza.

Vídeo sobre el significado bíblico de Tributo

Beneficios obtenidos por la recaudación de un tributo

Cuando un reino se convertía en un imperio o simbolizaba un peligro para otros, quienes lo rodeaban solían buscar una vía pacífica. Así se evita que el ejército enemigo los invadiera, saqueara y les diera muerte a sus habitantes. Por eso, los pueblos dominantes exigían que se les entregara: oro, plata, dinero, ganado o productos escasos en su país.

Esto fortalecía la economía del imperio y aumentaba sus ingresos. Con ese tributo se podía invertir en más armamento para los soldados. También se empleaba en mejorar las condiciones de las ciudades y de las posesiones del rey. Otro aspecto importante, a destacar, es que aseguraban que sus vasallos seguían estando bajo su mando.

Además, esta acción debilitaba en sentido económico a las naciones subyugadas, por lo cual les dificultaba alcanzar su independencia. Esto se debía a que los impuestos sobrepasaban a las posibilidades de los habitantes, lo que causaba mucha opresión.

Reyes de Israel  que recibieron tributos

Uno de los más destacados fue David, quien logró derrotar a los filisteos, los moabitas, los sirios, entre otros. Estos le llevaban un tributo en símbolo de paz y por temor que él los aniquilará. Otro que recibió impuestos y regalos, fue Salomón. Su riqueza era una de las más grandes en ese momento. Aunque al final de su reinado oprimía a sus mismos súbditos con sus exigencias.

Jehosafat y Uzías lograron dominar a las naciones vecinas. Eso les permitió someterlos como vasallos. Hasta el malvado rey Acaz, obtuvo ganancias por este medio, gracias al temor que otros pueblos le tenían. Sin embargo, las cosas no estuvieron siempre a su favor.

En muchas ocasiones, debido a su infidelidad, llegaron a ser sometidos por sus enemigos y tuvieron la obligación de pagar el tributo a sus opresores. En ciertos momentos, ellos se arrepentían de su mal proceder y le perdían perdón a Dios. Por eso, él intervenía y les ayudaba a salir de ese compromiso. Sin embargo, su corazón se endurecía con rapidez y volvían a traicionar a Jehová.

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