Tribunal significado bíblico
Definición. El significado bíblico de tribunal hace referencia al lugar en donde se dirigen los jueces para hacer la sentencia o decisión de algún caso. También se usa la palabra para hablar de un conjunto de personas que ejercen como ministros o jueces y tienen el poder de la justicia.
El término tribunal en la Biblia se puede conseguir utilizado para hablar de una banca o asiento en donde se sienta un juez. Desde allí puede escuchar las defensas de los acusados y los alegatos de los demandantes. Además de ser el lugar desde donde se dicta sentencia a un acusado o inocente.
Vídeo sobre el significado bíblico de Tribunal
Tribunales en la Biblia
Durante el Antiguo Testamento los tribunales eran especies de tarimas que se situaban en lo alto de un edificio para que un juez pudiera hablar. De hecho la definición etimológica de tribunal dice que proviene del latín con la palabra homónima.
Así pues, la palabra se utilizaba para describir estas estructuras altas desde donde se dictaba sentencia. Desde allí, el significado se le atribuyó a las sillas o bancas, pues en algunos lugares no se podía construir en lugares altos.
En la Biblia se pueden encontrar varios juicios en donde se menciona la palabra tribunal. En una de ellas mientras Pilato estaba sentado sobre este, su mujer le envía un mensaje para que libere a Jesús, pues había tenido una pesadilla.
Durante otro pasaje también se menciona cuando Pilato estaba juzgando al mesías y lo llevó hasta un lugar que se llamaba enlozado. Así mismo, se menciona que llevaron a Pablo ante un tribunal cuando los judíos se pusieron en contra de este apóstol.
En donde Golíon el gobernador mandó a todos a salir pero estos judíos de Corinto tomaron a Sóstenes. Este era encargado de la Sinagoga y fue golpeado en frente del tribunal. Sin embargo, al gobernador no le importaron estos crímenes.
Tribunal de Cristo
Una de las asociaciones que tiene esta palabra es con el tribunal de Cristo, esto para hacer referencia al momento en donde todos seremos juzgados. En este sentido, en algún momento tendremos que comparecer ante Dios y Cristo para que se juzguen nuestros actos en la tierra.
De esta manera, según los actos realizados por cada persona en cuerpo, buenos o malos, recibirá lo mismo en la muerte. Esto no significa que se condene pues, todos nuestros pecados han sido perdonados con la muerte de Cristo.