Río significado bíblico
Definición. El significado bíblico de río es aquella corriente de agua que atraviesa un determinado lugar, se ubican en zonas elevadas.
La lengua hebrea es su madre y se representaba como 'nâhâr'. En la época antigua este era uno de los canales más importantes para la sobrevivencia del ser humano.
Por eso era que las ciudades y civilizaciones eran favorecidas si estaban cerca de al menos un río. Dentro del entorno establecido en las escrituras se hace evidente el río como una fuente que emana buenos presagios.
Muchas ciudades se decían benditas por poseer uno, este recurso es imprescindible, no solo para el aseo personal. Hasta era productivo dentro de actividades agrícolas y como fuente de agua de animales domesticados.
Quiere decir que en ese periodo la mayor preocupación que podía haber era la sequía de uno. Tanto así que se enmarcaba como una maldición o castigo divino.
Dentro de las diversas traducciones de la Biblia hay tres formas de distinguir esta palabra. La primera se denomina como 'Nahar', siendo entonces utilizada para los más reconocidos ríos de Israel.
La segunda sería 'Nahal', usado en aquellos cauces que tienen una corriente persistente durante el invierno gracias a las lluvias. Mientras que la tercera denominación es 'Ye†™or' siendo exclusivo para el Nilo.
El río y su sentido espiritual
El papel de este elemento natural no siempre es para lo que sería una fuente fluvial. Porque tiene un sentido paralelo que le hace ver como signo de cosas benignas.
Entre las cuales se establecen la fertilidad y prosperidad. Además, en ellos recae el sentir de renacer de una persona, el agua es clave para dejar de lado algo y comenzar de cero.
Por eso en los bautismos se suele emplear como un signo de bendición, es el mismo Jesús quien recibe el bautizo dentro del río a manos de su primo. Muestra de pureza y el inicio dela vida de una persona en el camino del Dios.
El más popular de todos, es el Jordán, este tuvo la suerte de presenciar el bautizo del señor. Y otro tipo de momentos maravillosos como cuando el Rey Naamán se curó de la enfermedad de lepra.
Por ello es que el río es un constante recordatorio de que los ojos de Dios siempre están en la tierra y que su alianza es buena y verdadera.