Ofrenda de paz significado bíblico

ofrenda paz

Definición. El significado bíblico de ofrenda de paz se refiere al sacrificio hecho a Jehová para mostrar que un individuo quiere estar en paz con él. Este animal consagrado por la ofrenda, se le daba a la persona quien iba dirigido, la familia, y el sacerdote de turno. Por tanto, el fin es que Jehová reciba el aroma de la grasa quemada y la sangre que simboliza la vida.

Era como si los sacerdotes y los sacrificadores se hubieran sentado todos a almorzar con Jehová, en señal de su paz. En consecuencia, la ofrenda de paz tiene un significado muy importante que nos demuestra la amplitud y gloria de quién es Jesucristo para nosotros. Cada ofrenda nos especifica más sobre los detalles de lo que el Señor hizo.

Es así como vemos el ejemplo donde Dios fue quien planificó y llevó a su Hijo a la muerte para ser una ofrenda de paz. Todo con el propósito de que pudiéramos liberarnos del pecado por la trascendencia. Aun así, las consagraciones no deben ser en su totalidad sangrientas, también existen algunas que son 'vegetales'.

Su objetivo no era enseñar cómo un pecador podía conseguir la paz ni tampoco hacer expiación. Se trata más bien del resultado de haber recibido bendición por parte de la respuesta del corazón del Señor. El alma entra en la consagración de Cristo a Dios, aportando dicha a la familia sacerdotal, allí donde la muerte se ha introducido.

¿Cómo era una ofrenda de paz?

Esta podía ser de las manadas o de los rebaños, tanto macho o hembra. El oferente imponía las manos sobre la cabeza del animal y le daba muerte. Luego la sangre era rociada alrededor del altar. Además de toda la grasa de encima del hígado y los dos riñones debían ser quemados sobre este, como ofrenda a Jehová.

Asimismo, estos rituales siempre iban acompañados de una ofrenda vegetal, constituida por tortas sin levadura y hojaldres untados con aceite. Junto a ello se añadían pastelitos de pan leudado amasados en una artesa y servidos en una canasta. Esto último hacía reconocer la existencia del pecado en el adorador.

El pasaje de (1 Juan 1:8) dice: 'Si decimos que no tenemos errores, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no será nuestra'. Por tanto, reconocer que eran pecadores no los descalificaba para dar ofrenda. Asimismo, se aceptaba sobre el altar todo lo que no poseía levadura, puesto que lo que tipifica a Cristo era así. En consecuencia, recibía el nombre de ‘el alimento de la ofrenda’.

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