Gracia de dios significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de gracia de Dios, se refiere a las bendiciones dadas por nuestro Señor, ante las acciones que son agradables a sus ojos. Son aquellos dones que se nos conceden, por cumplir con los mandamientos de la ley de Dios.

Este tipo de gracia, es recibida como parte de la salvación de nuestra alma, siendo un acto de amor divino por la humanidad. Sin duda estamos en presencia de un Dios misericordioso y benevolente, por ello, su gracia fusionada con nuestra fe, será el antídoto para la salvación.

Muestra del amor de Dios

Desde el Antiguo Testamento, vemos que el Señor actúa como un padre para los habitantes de la tierra. Tuvo que implementar ciertos castigos con el fin de moldear la conducta de sus hijos. Pero, esto es hecho por amor, pues las plagas o el diluvio, son advertencias.

El motivo es que la misericordia del Señor es incalculable, y por ello al actuar conforme a su palabra, obtendremos su gratitud eterna. En diversos pasajes, la biblia, vemos que la Gracia de Dios, invade a aquel que sigue sus enseñanzas.

La primera muestra de ello, fue la señal de gratitud ante el sacrificio de Abel al entregar su ofrenda al Señor. También fuimos testigos de ello cuando Abraham decide sacrificar a su hijo o en la época que Moisés se enfrenta a Ramsés para liberar al pueblo de Israel.

De igual manera, pasó con Noé y su familia, con quienes Dios hizo el pacto de no volver a inundar la tierra con un diluvio. Todas estas anécdotas revelan como obedecer al Señor, nos hace dignos de su gratitud infinita.

Alcancemos la gracia de Dios

No merecemos de este don, pues todos, como pecadores, tenemos la tarea de agradar al creador. Él tiene el poder de bendecir a quienes considere dignos de recibir tal obsequio. Lo vimos cuando cubrió la desnudez de Adán y Eva, con las pieles de un animal que tuvo que sacrificar.

Es decir, que a pesar del pecado cometido por estos, el amor del Señor fue tan grande que actuó de esa manera. Enviándolos al mundo con el objetivo de aprender a vivir, pudo destruirlos, pero no fue así. El Creador se limitó a enseñarles, a pagar por sus errores y lograr que se arrepintieran.

Para ser merecedores de recibir la gracia de Dios, debemos ser buenos cristianos, seguir sus enseñanzas y cumplir sus mandamientos. La clave fundamental para iniciar el camino es a través del fortalecimiento de la fe en Cristo.

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