Efraín significado bíblico

efrain

Definición. El significado bíblico de Efraín es 'Dios me ha hecho fructífero en la tierra de mi miseria'. Estos términos fueron dichos por su padre José, quien le colocó el nombre. Él nació en Egipto antes de que comenzara el hambre que duraría siete años. Su madre se llamaba Asenat, hija de Potifera, el sacerdote de On, la cual también tuvo como primer hijo a Manasés, siendo Efraín el segundo y el último.

Poco antes de morir su abuelo Jacob, este adoptó tanto a Efraín como a Manasés, haciéndolos iguales a sus hijos. Cuando Jacob procedió a bendecir a ambos, mantuvo cierta preferencia hacia Efraín, profetizando que sería el más grande. Años más tarde se cumplió esta profecía, llegando Efraín a representar o todo el gobierno de 10 tribus, por ser la más importante del momento.

Sucesos de Efraín a partir de Josué hasta David

En esta región sucedieron muchos casos de gran relevancia. El efraimita Josué, sucesor de Moisés, reunió a las tribus de Israel en Siquem y las estimuló a que rindieran servicio sagrado leal a Jehová. Asimismo, en esa ciudad enterraron los huesos de José. Luego a Josué y Eleazar, los enterraron en la zona montañosa de esta región.

La sobresaliente tribu de Efraín del reino norteño fue decayendo

Cuando el gobierno se desunió en el lapso del reinado de Rehoboam, la importante tribu de Efraín se fue consiguiendo una mala fama. El primer gobernante, el efraimita Jeroboán, estableció la adoración a becerros tanto en Dan como en Betel. Estos jamás se redimieron de este desplome idolátrico. Aunque fue la tribu más exaltada del gobierno del norteño, y llegó a ser la representante del reino de las diez tribus, jamás volvió a adorar a Jehová.

Es por eso, los profetas Oseas e Isaías comenzaron a dar afanosas denuncias contra Efraín. Oseas la sancionó por fusionarse con las naciones, copiar su conducta e idolatrar a sus dioses. Relacionó a Efraín a una torta esférica que no fue volteada, horneada o quemada en su interior, pero que quedó cruda en su parte de arriba.

Aunque las fuerzas de Efraín sufrieron un deterioro por el accionar del poderío extranjero, no regresó al Dios de sus antepasados. Más bien acudió a Egipto por auxilio y pactó con Asiria. Así llegó a comportarse como una paloma sencilla a la que se engancharía de manera fácil en una malla.

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